Cubiertas
Las piscinas obtienen calor de forma natural durante el día absorbiendo la radiación de rayos infrarrojos del sol. Dicho calor obtenido del sol puede aumentar usando una cubierta solar que dejará penetrar la luz del sol al interior de la piscina a través de una superficie transparente y la reflejará del mismo modo hacia el fondo. De este modo, una piscina al aire libre tapada con una cubierta solar aumenta casi el doble la cantidad de energía solar que podría aumentar una piscina sin cubierta o con cubierta normal. El resultado global en los periodos de luz solar cuando se utiliza una cubierta solar es una piscina más caliente (6-8ºC) que si se utiliza una cubierta homóloga.
Este calor adicional resulta gratuito y no se debería desperdiciar.
Las cubiertas solares están realizadas con dos láminas superpuestas de polietileno o polímero similar, una superficie superior plana y una lámina inferior dispuesta en burbujas llenas de aire. Estas pequeñas cápsulas de aire proporcionan a la cubierta su sustentación hidráulica. Al mismo tiempo el aire atrapado actúa como si de diminutos invernaderos se tratase, convirtiendo la energía solar en energía calorífica. El área de la cara inferior transfiere este calor al interior de la piscina. La cubierta también actúa sellando la superficie de la piscina, reduciendo la evaporación al mínimo y evitando que se pierda la gran cantidad de calor que se podría desperdiciar.
El grosor de la cubierta solar afectará a su esperanza de vida, al igual que a la resistencia a los rayos ultravioletas.